La tristeza es parte natural de la vida. Ya sea por una pérdida, una decepción o simplemente por el peso del mundo, todos pasamos por esos momentos de tristeza. Hoy quiero decirte que es en esos momentos cuando Dios está más cerca. Si hoy te sientes triste, quiero que sepas que Dios ve tu dolor y se preocupa profundamente por él. Tus lágrimas no pasan desapercibidas: incluso Jesús, también experimentó tristeza. Cuando su amigo Lázaro murió Jesús lloró.

Esto nos muestra que Dios no solo entiende nuestro dolor sino que también lo comparte. En tu tristeza, Dios ofrece consuelo y esperanza, Jesús fue enviado al mundo para: “vendar a los de corazón roto , para proclamar libertad a aquellos que estan prisioneros del dolor; para consolar a todos los que lloran”.

Si bien la tristeza puede sentirse abrumadora a veces, ¡no es el final de tu historia! Dios promete traer alegría incluso en medio del dolor: “El llanto puede durar toda la noche, pero en la mañana vendrá la alegría” (Salmo 30:5). “Tú llevas la cuenta de todos mis dolores; has recogido todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro” (Salmo 56:8).

Y una de las mayores garantías en medio de nuestro dolor presente es la imagen que Dios nos da de cómo será el futuro, ¡sin dolor ni sufrimiento! “Dios secará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor”. Si hoy te sientes triste, te animo a que hagas algo: cierra tus ojos y pidele a Dios que te sane tu corazón.

Puedes hablarle y con toda seguridad él te escuchará. También quiero animarte a que encuentres ese apoyo que tanto necesitas en aquellos que verdaderamente se preocupan por ti. Dios te ha dado una familia en la fe, personas que han caminado ese mismo camino donde tú estás y que con todo el amor van a acompañarte en este tiempo. Ánimo, toma fuerzas porque Dios está muy cerca de ti.